Cada vez se hace más difícil prestar atención, aislarnos momentáneamente de los estímulos del entorno y ocuparnos de algo, detenernos en algo. Se nos hace difícil la reflexión y la toma de distancia. Cada cual confía plenamente en sus reacciones inmediatas y se rodea de personas con reacciones parecidas. Al mismo tiempo en que se multiplica la comunicación, se profundiza también el encierro en nosotros mismos. Nuestras formas de espíritu colectivo reflejan más que nunca nuestro egoísmo.
Nos retroalimentamos en pequeños entornos, entre semejantes y parecidos. Cuando salimos al mundo y descubrimos la existencia de otros entornos, tan convencidos e hiperestimulados como el nuestro, nos parece una extravagancia, un error en el sistema. Nos irritamos mutuamente. Creemos tener buenos motivos para no escucharnos. Volvemos a la comodidad y calidez de nuestro líquido amniótico espiritual.
El grupo importa más que la realidad, la imperturbabilidad ideológica importa más que el intercambio con el otro, el estímulo importa más que el concepto. Hemos vuelto a adoptar la trinchera como forma de vida, hemos desaprendido la inutilidad del odio y la violencia. Pedir un poco de paz y de paciencia en este mundo se ha vuelto una tarea inoportuna, una ocurrencia delirante y trasnochada. No vemos el enorme peligro que supone la mala gestión de nuestras pequeñas ansiedades.
Imagen tomada de Unsplash
Totalmente cierto. Somos endogámicos y eso nos favorece nada el crecimiento personal. Viajar estar abiertos a otras ideas y gentes sería enriquecedor. Yo también lo pienso así. Un saludo.
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¡Gracias por tu comentario! Comparto tu reflexión y me alegra mucho que también lo veas así, es preocupante la situación. ¡Saludos!
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Cuando más medios de conexión existen, más cuesta la comunicación.
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Una reflexión acertada, que comparto totalmente.
Atrincherados en las propias ideas, los unos se sienten superiores a los otros, y viceversa. Ninguno es capaz de abrirse a la comprensión (no asimilación) de otras ideas; como si nos hubiéramos vuelto incapaces de ver más allá de nuestro metro cuadrado, y de reconocer en el otro un punto en común, sobre el cual (quizás) construir…
Un saludo.
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Así es, estoy de acuerdo con lo que dices, un gusto recibir tu comentario. Saludos!
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Hola Franco, link a la publicación, gracias! Juan
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Bien dices, Franco.
Un cordial saludo.
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Gracias 🙂
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Estupenda reflexión, Franco.
La falta de atención, el exceso de estímulos y el individualismo resulta un cóctel explosivo.
Un abrazo
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Así es, gracias por tu comentario!
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