Premiado en la cuarta edición del certamen Siembra de Libros
Era una de esas tardes nubladas que parecen una forma atenuada de la noche. Nos habíamos visto un puñado de veces y siempre terminábamos hablando de temas esotéricos. Me burlé de sus comentarios sobre la posibilidad de hablar con los muertos. “El universo es indiferente a nuestros prejuicios”, me dijo. Y desapareció.
Genial el relato. Mil aplausos y mi enhorabuena. Un saludo amigo.
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Muchas gracias por leerlo y comentar, me alegra mucho que te haya gustado!
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Me encanto
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¡Qué miedo! Pero de esos miedos que de golpe te enseñan a no andar prejuzgando lo que nos rodea.
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Así es, gracias por tu comentario 🙂
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Me encantan los microrrelatos, se necesita un talento especial, enhorabuena
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Me alegra que te haya gustado, gracias por tu visita y comentario!
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