Nunca vemos la naturaleza. Vemos el árbol, el perro, la tierra removida. Vemos el libro sobre la mesa. Sin embargo, la naturaleza es para nosotros una verdad indiscutible. Queremos creer que hay algo mejor, más inocente, más puro. Queremos creer en la existencia de un orden, de un sentido.
Nunca vemos la naturaleza o la vemos todo el tiempo, sin aceptar que no es lo que pretendíamos. Nuestras infinitas montañas de basura forman parte de ella también, porque nosotros mismos formamos parte de ella. No queremos pensar en todo lo que ha tenido que suceder para que las cosas estén ahí y sea percibidas por nosotros como libros sobre la mesa, como árboles, perros, tierra removida.
Nos damos cuenta, tenemos cierto registro, cierto pudor. Por eso nos cuesta sentirnos parte. Por eso hemos creado el discurso sobre lo natural y lo artificial, aunque nunca se haya visto nada natural ni nada artificial. Nos encantaría que el universo tuviese la benevolencia de respetar nuestras susceptibilidades. Lamentablemente, la conciencia es una alarma que la realidad se ha inventado para no escucharla nunca.
Imagen tomada de Unsplash

Muy certero tu texto. Certero y oportuno. Salud.
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Gracias, me alegra que te guste. ¡¡Saludos!!
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Yo creo que la naturaleza nos escupe a la cara pero no lo queremos admitir por vergüenza, y decimos que es una gota de lluvia, el agua de las macetas de la vecina o pis de pájaro.
Somos así de despreciables como especie.
Beso 🎈
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Lauhra, estoy de acuerdo! Gracias por tu mensaje y saludos!
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