El monstruo invadió nuestras tierras, rodeó nuestras ciudades con sus ejércitos del mal. Cuando la rendición se hizo inminente, nos preguntamos cuánto nos costaría aquella derrota.
El enemigo impuso sus normas y estilo de vida: muchos fueron sometidos a la esclavitud, otros no advirtieron ningún cambio, unos pocos fueron astutamente promovidos y pasaron a formar parte de la burocracia invasora.
Un día, el héroe llegó a nuestras tierras, rodeó con sus ejércitos del bien nuestras ciudades ocupadas por ejércitos del mal. Cuando la expulsión del enemigo se hizo inminente, nos preguntamos cuánto nos costaría esta salvación.
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